"En una época en la que mucha gente tiende a no escuchar a su interlocutor, a estar deseando que termine de hablar para poder soltar uno lo que quiere decir, el ajedrez es el dialogo perfecto porque tu jugada tiene que estar íntimamente ligada con la ultima de ti rival y con las siguientes de ambos".
Jorge Wagensberg.
En el juego de ajedrez tenemos que tener en cuenta la observación imparcial, la escucha atenta, tener en cuenta otros puntos de vista, e intentar comprender al interlocutor.
"El sobresalir en ajedrez, Watson, es signo de una mente intrigante". Sherlock Holmes.
Objetividad y sujeto
Es conveniente tener en cuenta que, normalmente, la situación problemática se presenta confusa. Determinar claramente cuál es el auténtico problema, delimitar su alcance y llegar a un acuerdo con los miembros de nuestro equipo de trabajo son puntos esenciales para empezar a encontrar soluciones.
Uno de los mayores inconvenientes que debemos superar en este proceso definitorio es el evitar buscar responsables de la crisis que se sufre. Esta actitud solo provoca el desviarnos del objetivo de nuestro procedimiento.
“Soy subjetivo por que soy sujeto, si fuese objetivo sería objeto”. La frase de Ortega y Gasset nos sirve para centrarnos en nuestra primera necesidad a la hora de resolver problemas: la búsqueda de una descripción de la realidad consensuada.
Por cada persona de nuestro equipo, contaremos con una percepción diferenciada del mismo hecho. Es decir, cada persona ve un problema distinto partiendo de los mismos hechos.
Debemos tener en cuenta, por tanto, que:
- Los hechos son sagrados y las opiniones son libres.
- Una cosa cada vez.
Los hechos son sagrados y las opiniones son libres
A la hora de definir situaciones problemáticas es necesario hacerlo describiendo hechos y no dando opiniones. Es la única manera de poner de acuerdo a todo el grupo de trabajo. Los hechos son cuantificables y, como consecuencia, son evaluables. Cuando el problema se centra en elementos cualitativos debemos fijarnos en el impacto del problema en nuestra actividad. En todo caso, la descripción debe ser siempre aséptica y evitar los juicios de valor.
Una cosa cada vez
Asimismo, debemos abordar uno y un solo problema cada vez. Nada de multitareas. Es necesario priorizar qué situación se debe corregir primero. Y si un problema aparece como demasiado complejo, deberemos buscar el modo de descomponerlo en problemas más sencillos.
Creatividad
Nuestra forma de pensar debe abordar la búsqueda de soluciones siguiendo estas orientaciones:
Nuestra forma de pensar debe abordar la búsqueda de soluciones siguiendo estas orientaciones:
- Tener espíritu abierto A la hora de buscar soluciones se debe tener espíritu abierto. Debemos tomar la creatividad como actitud directora de nuestra búsqueda.
- Proponer soluciones realistas
Tan necesario como lo anterior, es ser realista en la elección de la solución. El realismo se traduce en la comprobación de que la aplicación de la solución no genere otros problemas paralelos al que se trataba de resolver. Por otro lado, una solución realista siempre tiene en cuenta los costes que conlleva su aplicación. Unos costes que no siempre son cuantificables, sino que se pueden traducir en pérdida de prestigio, cambio de imagen, deterioro de las relaciones laborales o, incluso, el desgaste personal que pueda acarrearnos.
Prestar atención
De los millones de estímulos que nos rodean, percibimos solamente una ínfima parte. No somos conscientes de la mayor parte de las cosas que ocurren a nuestro alrededor.
Cuando focalizamos nuestra atención en algo, percibimos ese algo, al menos, con tres tipos de filtros: neurofisiológicos, culturales y psicológicos.
Lo que vemos y observamos es inevitablemente fruto de lo que seleccionamos entre infinidad de percepciones potenciales.
¿Cómo seleccionamos?
La selección es un mecanismo refinado a través de millones de años mediante un proceso evolutivo. Inconscientemente nuestro cerebro procesa una ingente cantidad de estímulos, de los que llegamos a evaluar conscientemente solo una pequeña cantidad. En nuestro proceso de toma de decisiones, “teñimos” emocionalmente las posibles opciones, marcando positivamente aquéllas que consideramos mejores y asociando emociones de rechazo las opciones que inconscientemente hemos evaluado como peores. Podemos decir que cuando creemos que estamos tomando una decisión, en realidad solo confirmamos la decisión que inconscientemente ya habíamos tomado.
Romper esta supremacía de los procesos emocionales sobre los racionales o conscientes es una tarea casi titánica y, probablemente, absurda. Los estudios científicos de los procesos de toma de decisiones arrojan resultados a priori sorprendentes: en una persona experta, la primera impresión, la decisión inconsciente, funciona tan bien o mejor que las supuestas decisiones meditadas No nos asustemos. En realidad, nuestro cerebro es una maquinaria asombrosa que, bien entrenado, 3 proporciona un magnífico rendimiento. Es probable que, por ejemplo, una persona que desconoce los mínimos rudimentos de la Bolsa fracase estrepitosamente a la hora de decidir dónde invertir. Sin embargo, nos podemos fiar de las intuiciones de un broker curtido. Las decisiones que ha adoptado durante varias horas al día, de forma constante, a lo largo de años, han refinado los procesos de percepción y cálculo evaluativo inconsciente.
En conclusión, aprender a seleccionar es fundamental para tomar decisiones. Ejercitar nuestro cerebro para que se habitúe a tomar en consideración el mayor número de variables posible y que, además, estas variables sean las mejores.
En el proceso de filtrado nuestras creencias interpretan un papel determinante, ya que intervienen
en tres de los principales mecanismos de selección:
En el proceso de filtrado nuestras creencias interpretan un papel determinante, ya que intervienen
en tres de los principales mecanismos de selección:
- Sensibilidad selectiva. Solo tomamos en consideración aquellos estímulos que realmente nos interesan y consideramos aceptables. Es decir, filtramos la percepción en función de nuestros valores, objetivos, creencias y actitudes.
- Defensa perceptual. Tendemos a protegernos de los estímulos que estimamos amenazantes, negativos o molestos. Rechazamos, por lo tanto, aquellas percepciones disonantes o no coherentes con nuestros intereses.
- Resonancia confirmativa. Por lo general, centramos nuestra atención y nuestra búsqueda de estímulos en todo aquello que refrenda y refuerza nuestras ideas preconcebidas. En otras palabras, buscamos a gente que diga lo que deseamos oír, leemos artículos que nos den argumentos para defender ideas que ya tenemos, compramos periódicos que ofrecen noticias que se adecuan a nuestro modo de ver la vida…
Aprender a decidir es, en el fondo, modificar nuestro sistema de valores y creencias, de modo que afecten positivamente al proceso de toma de decisiones.
Como ya lo vimos y lo mencionas definir claramente ¿cuál es el problema? y sensibilizar a los integrantes del equipo es esencial para iniciar la búsqueda de la solución.
ResponderEliminarEvitar buscar responsables de los problemas, esto desgasta y quita mucho tiempo.
Tenemos que concretarnos a los hechos, pero ser sensibles a escuchar, esto no quiere decir que dejemos ser escépticos.
Es muy cierto un problema a la vez, es muy fácil que nos dispersemos si atendemos varias cosas a la vez, siempre habrá que dar prioridades para ver en que orden los atendemos.
Estamos acostumbrados a dar soluciones convencionales, es hora de abrir nuestro horizonte.
Las soluciones deben ser realistas por eso cuantificamos los hechos para calcular las consecuencias.
Prestar atención a todo el entorno, todo el tiempo me parece vemos hacia dentro hacia donde esta nuestra área de confort.
Jaime, en hora buena, saludos¡¡¡¡